Ya lo dice el viejo y conocido refrán, la quinta es la vencida. Pero en este caso no recuerdo si fue la quinta o cuál número, lo que sí sé fue que fueron varios intentos, hasta que finalmente lo consiguió. Sí, es a eso a lo que me refiero, él lo consiguió, conseguimos tener sexo. Y no lo habíamos tenido por varias razones.
El primer intento había sido en un contexto que podría decirse «pecaminoso», yo tenía novio, pero El X me gustaba (lo llamaré El X, porque sé cuán sensibles son los hombres sobre este asunto de su virilidad y no quisiera que nadie sospechara de quién estoy hablando). El X y yo nos veíamos constantemente a escondidas, pero sólo para darnos uns besillos. Un día El X le estaba cuidando la casa a un amigo y me llamó para que fuera, yo por supuesto, fui. El problema era que más tarde mi novio iba a volver de la playa y habíamos quedado de vernos por la noche, así que no podía tardar mucho con El X.
El X y yo estábamos en la cama besándonos, yo estaba encima de él, pero los dos estábamos vestidos, me pareció algo extraño que a pesar de que nuestros besos fueran muy apasionados yo no sintiera ninguna protuberancia por encima de su pantalón, después de todo lo único que nos faltaba era quitarnos la ropa, pero nos tocábamos, nos besábamos, nos decíamos cosas. Cuando ya iba yo a confirmar mis sospechas, suena el teléfono, era mi novio diciéndome que ya había vuelto y que pasaba por mí. Toda descarada le dije que estaba en la casa de un amigo, y él me vino a buscar a la casa que cuidaba El X.
Los años pasaron, terminé con mi novio, El X se fue a vivir a otro país y cuando regresó me lo encontré un día por casualidad en la acera. La verdad lo vi de lejos, él se hizo como que no me vio pero yo, lo llamé, ni sabía que había vuelto. Sólo sabía que se había ido a otro país atrás de una chica, que después, y lo supe por él mismo, le pateó el trasero, pero aun así él decidió quedarse un año más y aventurarse a ser ilegal.
Hablamos, hablamos. Yo acababa de cambiarme de casa, vivía con una amiga, así que le dije que cuando quisiera me podía visitar, él me dijo «puede ser ahora si quiere», pero yo había quedado de encontrarme con un chico con el que estaba saliendo. Sin embargo, era El X, tenía que decirle que sí. Así que hice lo que pude para cancelar mi cita y me fui con el X a mi nuevo apartamento, que la verdad era bastante viejo, jjjj.
Una vez que llegamos no hablamos mucho, creo que sentíamos la necesidad de continuar el capítulo que había quedado incompleto la última vez unos 3 o 4 años atrás. Estábamos sentados sobre cojines en el piso de la sala y de nuevo, besos, caricias, respiraciones…comenzamos a quitarnos la ropa cuando de repente se escucha alguien abriendo la puerta. Salimos corriendo al cuarto, no nos dio ni tiempo de recoger la ropa. Era el novio de mi amiga, a quien ella le había dado la llave para que le recogiera alguna cosa. Creo que él se dio cuenta de lo que pasaba y se fue rápido.
Una vez que se fue pudimos volver a retomar. Bueno, ya casi no llevábamos ropa, entonces ya había un trabajo adelantado. Bueno, más o menos adelantado, porque todo parecía ir muy bien, pero su sexo no se despertaba, parecía haber entrado en un sueño profundo donde no había caricia, beso, o nada que lo despertara. Yo me dije, «paciencia, eso pasa a menudo cuando el hombre está muy ansioso». Y con paciencia continué, como él nada de nada, pues comenzó a besarme, en medio de todo eso, no sé cómo se le atravesó un pelo en la gargante y se comenzó a ahogar, el pobre tosía como un perro, salió corriendo a la cocina a tomar agua, no paraba de toser. Ya la situación era difícil y el pelo no ayudó mucho. Así que dejamos ese capítulo, así, como estaba, incompleto y con un pelo de por medio.
Pasaron los días, él ni se aparecía, yo en ese tiempo no tenía teléfono, así que tampoco podría reclamar mucho, porque ninguno de los dos teníamos como comunicarnos y la verdad, después del capítulo del pelo, creo que los dos estábamos un poco avergonzados. Un día iba yo en el bus cuando lo veo por la ventana, para esa época yo ya tenía teléfono, escribo mi teléfono en una hoja en blanco, bien grande y se lo muestro por la ventana, él lo a apunta. Yo regresé a casa esperando su llamada y nada. Unos dos días después él se decidió y llamó, esta vez nos pusimos de acuerdo de que yo fuera a su casa.
Así que me puse mi mejor ropa interior y salí dispuesta a que estaba vez no habría nada que lo impidiera, ni mi novio, porque yo ya no tenía, ni el novio de mi amiga, ni un pelo. Solos él y yo. Y solos él y yo lo intentamos nuevamente y nada, juro que usé mis mejores estrategias, cuál hombre nos e doblega o más bien, lo contrario, ante el sexo oral. Pero él, nada. Y yo, que tengo instinto suicida y cuando quiero paciencia de tortuga, decidí que eso no se iba a quedar así, exactamente, «eso» no se iba a quedar así.
Tras varios días de paciencia, de calma y hasta llegar a hablarlo francamente, él lo logró. Me sentí como si hubiera ganado las olimpiadas, cuando comencé a sentir en mi boca cómo lentamente su sangre comenzaba a venir, su sexo a enrigidecerse y yo a ser feliz. Creo que no ha habido erección más feliz que esa, fue una paz para los dos. Y qué les diré, después de ese día no había quién pudiera parar a ese hombre, o más bien, lo contrario, jjj.
Tiempo después yo saqué el tema a colación, sólo por curiosidad, porque nunca había entendido por qué él no podía y ahora siempre podía. Él me contó que una vez casualmente le pasó y que su novia le comenzó a gritar un montón de cosas, que era un pendejo, que no servía para nada, etc. Y que a partir de ahí tenía tanto miedo de que pasara, que su profesía se le cumplía, dicho y hecho, cada vez que intentaba estar con una mujer, nada, de nada.
Esta no es la primera vez que me pasa de que la primera vez con un hombre él se inhiba y no pueda. Creo que muchas veces hay mucha presión alrededor del «performance» que deben desempeñar, que acaban no pudiendo ni salir a escena. Así que chicos, calma, entre más calmados y menos espectativas mejor, chicas, seamos comprensivas, en todo caso no vuelvan a salir con él, pero no lo traten mal cuando pase.
Así que cierro este capítulo diciendo, que aunque no me guste la guerra, en algunas batallas prefiro arriba las armas.
Ah, sobre ese chico les puedo decir que tuvimos una larga historia que acabó medio mal, pero creo que ahora anda bien armado.